martes, 11 de diciembre de 2012

El destino de las playas ferroviarias


*Por Juan Cabandié
La presidenta de la Nación nos tiene acostumbrados a medidas de gobierno claras, que atacan problemas troncales y se sustentan muy bien política y técnicamente.
El Plan Estratégico Territorial (PET) formulado por el Poder Ejecutivo refleja los lineamientos de ordenamiento territorial proyectados para los próximos 20 años. En el marco del PET, los bienes inmuebles constituyen un importante recurso para la concreción de planes de desarrollo local y regional a corto, mediano y largo plazo, configurando una importante herramienta para el proyecto de crecimiento con inclusión social que el gobierno nacional está llevando adelante, a través de la implementación de políticas redistributivas para la población.
En este marco, el gobierno creó recientemente la Agencia de Administración de Bienes del Estado y el Registro Nacional de Bienes Inmuebles del Estado, en el cual debe registrarse todo inmueble de propiedad pública nacional. Estas medidas permitirán una gestión integral de los bienes inmuebles.
El objetivo es claro: proveer a la custodia y aprovechamiento del patrimonio inmueble, la mejora de las condiciones de trabajo del personal estatal, la puesta en valor de los bienes y la afectación de los mismos a la ejecución de políticas públicas en materia de salud, educación, medio ambiente, producción, administración, vivienda y transporte, entre otros.
En consonancia con estas acciones, el gobierno ha decidido destinar los terrenos de las ex playas de maniobras pertenecientes a las estaciones Sáenz y Buenos Aires, a la construcción de 4500 viviendas en el marco del Programa Crédito Argentino del Bicentenario (Pro.Cre.Ar.) para aquellos aspirantes a la primera y única vivienda que habiten el territorio de la Ciudad y no tengan lote propio, como nunca se hizo en la Ciudad en los últimos 40 años.
El Estado Nacional posee, dentro de la Ciudad de Buenos Aires, diversos terrenos que solían funcionar como playas de maniobras para el ferrocarril. Entre ellas se encuentran las de las estaciones Sáenz, Buenos Aires, Caballito, Palermo y Liniers.
Las playas de Caballito, Palermo y Liniers, serán destinadas a la creación de parques públicos y a la comercialización de una porción minoritaria de las tierras, con destino al financiamiento parcial de la obra de soterramiento del Ferrocarril Sarmiento, largamente esperada por los vecinos de la zona noroeste de la Ciudad.
Las cinco playas involucradas abarcan una superficie aproximada de 752.441,39 m2. De este total, el 65%, casi medio millón de metros cuadrados, será destinado a nuevos espacios públicos cedidos por la Nación a todos los habitantes de la Ciudad. Poco más del 27%, unos 207 mil metros cuadrados, será destinado a la construcción de obra nueva. Finalmente, un 7,6%, casi 58 mil metros cuadrados, está constituido por edificios patrimoniales que serán preservados, como el caso de los talleres protegidos de Liniers.
Cabe destacar que, del total de las tierras destinadas a nuevas construcciones, más del 40% será destinada a Pro.Cre.Ar. Sólo el 16% de la totalidad de las tierras, será vendido a desarrolladores privados con posibilidad de erigir nuevas construcciones y financiando el soterramiento del Sarmiento.
La conformación final de estas nuevas áreas surgirá de un Concurso Nacional promovido por el Estado Nacional y organizado por la Sociedad Central de Arquitectos. El jurado estará formado por funcionarios del Estado Nacional y de la Ciudad y profesionales de reconocida trayectoria en la planificación y el proyecto urbano. Por su parte, la Legislatura de la Ciudad ha recibido aportes de vecinos y organizaciones territoriales.
La urbanización de las playas ferroviarias y su integración a la trama de la Ciudad es una materia pendiente para todos nosotros. Muchos años han pasado y largos debates se han sostenido entre funcionarios de gobierno, legisladores, organizaciones, vecinos y profesionales. Hay algo en lo que todos estamos de acuerdo: la urbanización de las playas ferroviarias debe ser entendida como una oportunidad histórica, y encarada por un Estado que vele por los intereses de la mayoría, como viene sucediendo en nuestro país desde hace nueve años.

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